Dos ancianos, marido y mujer, van a restaurante. El viejecito pide: -¡De primero una sopita y de segundo un bistec a la plancha! -¿Y usted, señora? -pregunta el camarero. -Para mí, al revés: ¡bistec a la plancha de primero, y después la sopita! -Pero ¿no sería mejor que los dos empezasen por la sopa y después se comiesen bistec? Los dos viejecitos sueltan un suspiro y le responden: -Sí, claro, pero hemos de hacer turnos... sólo tenemos una dentadura postiza para los dos...