Libro de chistes cortos buenos

A su regreso de las vacaciones, un tipo muy tacaño se encuentra un amigo. -¿Qué, cómo te han ido las vacaciones? -le pregunta el amigo. -El tiempo, horrible, y la pensión era una porquería. El mar quedaba lejísimos, la playa apestaba y la habitación era minúscula. Lo mejor de todo, las toallas... -¿Y eso? -pregunta, sorprendido, el amigo. -Eran espléndidas -dice el avaro-, de un excepcional tejido esponjoso, de primera calidad, muy gruesos. ¡Eran tan gruesas que me costó muchísimo cerrar la maleta!