Una señora iba todas las semanas a visitar la tumba de su marido, le ponÃa flores nuevas, la limpiaba y cuando acababa siempre se iba caminando hacia atrás sin darle la espalda al sepulcro... Un dÃa, un sacerdote que pasaba por allà la vio y le preguntó: -¿Porqué se va caminando de espaldas? -Hola Padre, es que mi marido siempre me decÃa que tenÃa unas posaderas que resucitaban a un muerto, y aunque aún lo quiero mucho... ¡No hay que arriesgarse!