Libro de chistes cortos buenos

Un hombre, la primera vez que iba a torear, ya en la plaza de toros, todo asustado se pone a gritar: -¡Déjenme solo! ¡Déjenme solo! -Pero maestro, ¡Si ya está usted solo! -¡Cómo que solo! ¿Y qué demonios hace ese toro ahí?