Libro de chistes cortos buenos

Llega al autobús una chica después de una noche de fiesta, se sienta al lado de una señora y suspira: -Hay... ¡por fin juntas! La señora toda indignada le dice: -¡Señorita! ¡No nos conocemos de nada! -¡Ya lo se! ¡Se lo decía a mis piernas!