Muere el marido y en el cementerio un amigo reza por él diciendo: -Estamos aquà para despedir al gran a migo, al hombre honesto y cabal, lleno de cualidades y virtudes, al marido modelo, al padre ejemplar... Al oÃrlo, la viuda coge de la mano a su hija y murmura: -Vámonos, nos hemos equivocado de entierro.