Un célebre ladrón fue a comer a un restaurante, y comió fatal. Al entregarle la cuenta, mandó llamar al dueño para pedirle un descuento diciendo que eran colegas. -¿Es usted también propietario de un restaurante? -preguntó el dueño. -Nada de eso. -Entonces, ¿por qué quiere que le haga un descuento de colega? -Porque yo también soy ladrón.