Libro de chistes cortos buenos

Un asiduo del hipódromo contaba su última aventura. -Fíjate que me acerqué tanto a la salida de la carrera que iba a empezar, que de repente un jinete despistado se me subió encima y me obligó a correr a latigazos. -¿Y qué hiciste? -Quedé en segundo lugar.