Una joven esposa recibe a su marido y le dice: -Hola, querido, vino el señor de la renta, aquí está el recibo. -¿El recibo? ¿Cómo lo pagaste? -Bueno, con lo que puede... y además me dio un cheque. El marido se aparta y murmura para sí: -Viejo tramposo... quedamos en que el cheque era para mí.