Un hombre ya mayor va a la consulta de una experta en cuestiones sentimentales con la intención de exponerle el problema que le preocupa. -Mire, yo tengo 60 años y estoy perdidamente enamorado de una chica de 18. ¿Cree usted que ella me aceptarÃa si yo le dijera que, en vez de 60, tengo 50? ¿Tengo alguna posibilidad? -Depende... ¿Es usted rico? -Bueno he juntado algunos millones. -En ese caso, le aseguro que todo está resuelto. -Entonces, ¿le diré que tengo 50 años? -¡Al contrario, le dirá que tiene 80!