Libro de chistes cortos buenos

En un ascensor van el marido, la mujer y una imponente rubia. De pronto la rubia abofetea al marido, gritándole: -¿Cómo se atreve a pellizcarme? Al salir del ascensor, el marido se disculpa ante su mujer: -Te juro que yo no la pellizqué. -Ya lo sé, fui yo.