Un famoso pintor recibe la visita de un millonario norteamericano que viene a comprarle un cuadro. Por desgracia, en su estilo no hay ninguno, por lo que el pintor le dice que puede hacerle uno de encargo. -Muy bien -contesta el norteamericano-. ¿Por qué no realiza uno de Adán y Eva? -Perfecto. ¿Y cómo lo quiere: antes o después del pecado? El millonario norteamericano reflexiona un momento y, luego, su rostro se ilumina: -Cuando lo estaban cometiendo. ¡Creo que eso será más picante!