Libro de chistes cortos buenos

En una ciudad de provincias se declara una epidemia que obliga a todo el mundo a matar a los loros. Una vieja solterona tiene un hermoso ejemplar, y trata por todos los medios de salvarlo. PEro los vecinos la denuncia. Cuando la policía y el inspector de sanidad llegan a la casa, ella coge al loro y se lo mete debajo de la falda. Los recién llegados no la creen, y la amenazan: -Señorita, no lo niegue y entréguenos al loro, ¡o la llevamos a la cárcel! -Pero, ¿qué dicen ustedes? ¿Acaso van a dudar de mis palabras? Y en eso que se escucha una voz bajo de la falda: -¡Crean en mis palabras, por favor ...! ¡No me importa morir, pero sáquenme de este túnel maloliente ... !