La mujer de un viajante solicita el divorcio. Su motivo: sospecha de infidelidad. Cuando el juez le pide que se explique mejor, ella contesta: -Cada vez que mi marido regresa a casa, después de sus largos viajes, me pellizca en un mejilla y me pregunta: "¡Hola, belleza! ¿No nos hemos encontrado tú y yo en alguna otra parte?"