Un cura está hablando de los diez mandamientos en su sermón, y cuando nombra "no debes robar ...", el señor Pérez se sujeta la cabeza, desesperado; pero cuando el cura menciona el "no debes cometer adulterio", se tranquiliza. Terminado el sermón, el cura pregunta al señor Pérez, y este le confiesa: --Es que cuando usted mencionó "no debes robar", me di cuenta de que me faltaba el paraguas... Pero cuando usted dijo "no debes cometer adulterio", recordé donde lo había dejado...