-Usted es una mujer maravillosa -dice el médico a la señora después del parto-. ¡Se ha portado usted tan bien que la herida que le causó el niño tendrÃa que cosérsela con hilo de oro! -MuchÃsimas gracias, doctor. Pero le aconsejarÃa que utilice alambre de púas: ¡éste es mi octavo hijo ...!