Libro de chistes cortos buenos

El ama de cría está sentada en el parque con su amorcito, el cabo de artillería. Desde el cochecito, el pequeño observa al ama y, mientras el joven apasionado extiende la mano para tocar un pecho de la hermosa chavala, exclama: -¡Eh, tú, quita las manos de mi merienda!