Un cateto acude al hospital, a operarse de apendicitis. Llega una auxiliar, de éstas que tienen una figura de violín que no se puede aguantar, y le dice: -Oiga, señor, quítese los pantalones, que le vamos a afeitar. -¿Cómo dice?, ¿qué me quite los pantalones? -Sí, hombre, sí; usted tranquilo, que no le pasará nada. Se baja los pantalones y la auxiliar le coge lcon los deditos el pizarrín y empieza allí a darle con la maquinilla. Cuando llevaba un rato, dice el cateto: -Zuéltela ya, que no ze cae.