Un albañil se encuentra en una viga a treinta metros del suelo. De repente, observa en la vida contigua a un niño que se tira al vacÃo, llega abajo y, aparentemente indemne, vuelve a subir. El albañil, muy extrañado, pregunta al chaval: -Oye, niño, ¿se puede saber cómo lo haces? -Es muy fácil. Cuando llego al primer piso empiezo a agitar los brazos y vuelo; ya verá, pruébelo... El albañil, convencido, se tira y se pega un tremendo batacazo. El crÃo, que no se ha perdido detalle de la escena, comenta por lo bajinis: -La verdad es que para ser un ángel tengo muy mala hostia.