Una colegiala se va a confesar: -Padre, he cometido pecados solitarios... -¿Cuántos hija? -Se pueden contar con los dedos de la mano, ¡aunque ésta no se la voy a enseñar: se cuenta el pecado... pero no se enseña a la pecadora!
Una colegiala se va a confesar: -Padre, he cometido pecados solitarios... -¿Cuántos hija? -Se pueden contar con los dedos de la mano, ¡aunque ésta no se la voy a enseñar: se cuenta el pecado... pero no se enseña a la pecadora!