Libro de chistes cortos buenos

Un viejo libertino ve a una graciosa enfermera en la parada del autobús. Se acerca y le pregunta: -¿No nos conocemos? Ella contesta: -Quizá. A lo mejor ha sido usted un paciente mío. Frotándose mentalmente las manos, él prosigue: -Debe ser eso. ¿En qué hospital trabaja? Y ella responde: -¡En la clínica veterinaria!