Libro de chistes cortos buenos

El viejo está muy enfermo. Le han colocado una bomba de oxígeno, y su hijo se halla sentado a a su lado. Lentamente, e padre agonizante habla a su hijo de toda la riqueza que le va a dejar. Le indica dónde tiene los documentos de sus propiedades, los certificados, las acciones de Bolsa, las pólizas de seguro, etc. -¡Papá, papá! -murmura el hijo, conmovido, con lágrimas que le corren por las mejillas-. No sé cómo decirte lo agradecido que te estoy. Quisiera sólo ser digno de ti... Dime, ¿hay algo que yo pueda hacer por ti...? -Sí, hijo mío... -fue la respuesta casi sin voz del viejo-. ¿Puedes... dejar de pisar... el tubo de oxígeno?