Había una persona en el trabajo que para dárselas de importante, siempre simulaba grandes conversaciones telefónicas en su oficina cada vez que llegaba una visita. Un día cualquiera, entra una persona desconocida en su oficina y se apresuró a coger el teléfono y, como de costumbre, empezó a simular una gran conversación: -Buenas tardes, Sr Senador, ¿cómo dice?... ¿Quiere que nos veamos hoy para cenar?... Es imposible Sr. Senador, lo siento pero hoy tengo una cita para ir a cenar con el Sr. Presidente... ¿Qué lo suyo es más importante?... Bueno haré lo que pueda, lo llamaré más tarde, pero no puedo prometerle nada. Al simular el fin de la conversación telefónica, le pregunta al desconocido: -¿Qué desea joven? -Soy de la empresa de teléfonos, me han llamado para arreglar su teléfono, que está estropeado.