El dueño de la casa se presenta hecho una furia donde el inquilino, que hace ya tres meses que no le paga el alquiler. -¿Qué? -exclama-, ¿Piensa usted pagarme o no, el alquiler atrasado que me debe? -Lo siento, pero ahora no puedo. -Bien, esta es la última vez que le reclamo el alquiler. ¿Lo oye usted bien? ¡La última vez! -¡Pues gracias a Dios! -responde el inquilino-. ¡Desde ahora voy a poder vivir tranquilo!