Libro de chistes cortos buenos

El monaguillo, interrumpe en el medio de la misa y grita a todo trapo: -¡Es un milagro. Alabado sea el señor. Su sangre hierve! En esto va el cura y tras hacerle unos cuantos gestos finalmente le dice entre dientes: -Calla atontado, que hierve ni que hierve. Mira que catarrazo tengo, le eché frenado al vino.