Era un señor tan despistado que se quedaba sin gasolina muchas veces. Lo que hacía normalmente es ponerse detrás de otro coche y con una manguera succionar la gasolina del otro. Nuevamente le volvió a pasar y como era de noche se acercó a lo primero que encontró que era un coche al lado de una casa. No se lo pensó y se puso a chupar, aunque no logró nada. Lo sorprende el dueño: -¿Pero qué hace? -Chupar gasolina, necesito una poca. -Ah vale, chupe la que quiera. Pero... de esa no, ¡que es la cisterna del baño!