Anita y Pepe estaban por comprometerse en matrimonio. Pero antes de aceptar, ella decidió confesarse: -Mira Pepe, me daba mucho reparo decírtelo pero antes de seguir quiero que sepas que tuve un problema de niña y mis senos no se desarrollaron mucho. Los tengo como un niña de 11 años. -No te preocupes Anita, no me importa que yo te quiero igual. A todo esto, yo también te tengo que confesar algo y es que tengo un rabo del tamaño de un recién nacido. -No pasa nada Pepe, encontraremos la manera. En esto que tras casarse ella le mete mano y luego escapa corriendo. -¿A donde vas Anita? -Me mentiste, dijiste que tenias un rabo de un recién nacido. -Y es verdad, pesa dos kilos y trescientos gramos, y mide 43 centímetros.