Libro de chistes cortos buenos

Era un tipo que se le murió el perro y fue a la iglesia a por una misa. -Padre, se me ha muerto el perro, ¿podría hacerle una misa a la pobre criatura? -Lo siento, aquí no celebramos este servicio por animales, aunque en el pueblo de al lado hay un cura un tanto hereje que hace cosas raras. -Gracias padre. Por cierto, ya de paso, ¿tiene idea de cuanto sería lo apropiado para donar, tal vez 1000 euros? -Pero hijo, haber empezado por ahí y decirme que el perro era católico.