Libro de chistes cortos buenos

El hombre venia todo destrozado, con cara de pena y moral por los suelos. Se sentó malamente y pidió una copa. La miró durante un rato largo. Un chistoso se le acercó, se bebió la copa y se burló. El hombre puso cara de asco y el camarero medio enfadado con el chistoso se disculpó y de paso le preguntó: -¿Qué le pasa amigo? -Nada... que hoy todo me sale mal. Me echaron del curro y de vuelta a casa me pincha una rueda. Aún así llego antes de tiempo y cojo a mi mujer montándoselo con su amante en mi cama. Me vine a beber una copa pero tan aburrido que le eché veneno para suicidarme.