Para testear los nuevos vehículos aéreos decidieron usar una nueva máquina que no era más que un cañón de pollos, es decir, disparaba pollos a gran velocidad simulando un choque de un ave contra una aeronave en pleno vuelo. Con la nueva máquina ya instalada procedieron a las pruebas. El pollo no solo atravesó el cristal sino que destrozó en asiendo del piloto y llegó hasta los pasajeros. ¿Qué ha salido mal? Se preguntaban los ingenieros. Llamaron al fabricante de la máquina y no pudo se más explícito: ¡Descongelen al pollo!