Era un tipo que estaba triste y de pronto un amigo le habla: -¿Qué te pasa? -Estoy triste, por mi nombre. -Ya se que debe ser duro Pedro Caca, pero hoy en día te puedes cambiar fácil de nombre. -¿Ah sí? Voy a hacerlo. A los pocos días Pedro Caca estaba contento y el amigo le preguntó: -Solucionado, ¿verdad? -Sí -¿Y ahora como te llamas? -Roberto Caca.