Libro de chistes cortos buenos

Dos tontos suben a lo alto de un edificio de sesenta pisos. El primero se arroja desde la azotea, rebota en el suelo y vuelve a subir. El otro le pregunta cómo ha logrado rebotar. -Muy fácil -le contesta-. Me he concentrado al máximo y he pensado que era una pelota. -El otro tonto también se arroja al vacío y piensa: -Soy una pelota, soy una pelota... ¡Ay madre!, ¿y si fuera un flan? ¡Plof!