Libro de chistes cortos buenos

Una señora rubia regresa a la droguería donde había estado un rato antes y le dice al dependiente: -Quisiera doscientas bolas de naftalina. -Pero ¿cómo es posible? Si hace media hora ya se ha llevado otras doscientas. ¿Qué hace con ellas? -Se las lanzo a las polillas... pero no siempre acierto.