Libro de chistes cortos buenos

El pasajero de un tranvía, en hora punta, se echa a gritar: -Oiga, ¿cómo quiere que se lo repita? ¡¿Quiere hacer el favor de no empujar de ese modo?! El otro protesta: -Entonces, ¿cómo quiere que le empuje? ¡Primero lo he hecho con el codo, y usted ha protestado! Después lo he empujado con la espalda, y ha vuelto a protestar. A ver, ¡dígame de una vez cómo le gustan los empujones!