Libro de chistes cortos buenos

Un señor toma un tren nocturno y le pide al revisor que lo despierte cuando lleguen a su estación de destino. Se duerme, y cuando por la mañana se despierta, se percata de que se ha pasado un montón de estaciones. Furioso, llama al revisor y le exige una explicación. -Señor -le dice el revisor-, pues si usted está enfadado, imagínese cómo debe de estar el otro viajero al que confundí e hice bajar en su lugar.