Un cazador muere, va al cielo y es reenviado a la Tierra en forma de liebre. Un día acaba frente a un cazador que está a punto de dispararle y le suplica: -¡No me dispare, por lo que más quiera! ¡Aunque no me crea, antes de ser una liebre era un cazador como usted! Y el cazador le responde sin dejar de apuntarle: -¡Qué me va usted a contar... yo, en la otra vida, era un faisán!