Libro de chistes cortos buenos

Un señor ha de llevar a su gato al veterinario. Cuando llega a la consulta... se da cuenta de que se ha olvidado al gato. Vuelve a casa a buscarlo. Regresa al veterinario, pero entonces resulta que ha olvidado la cesta. Regresa a casa, recupera la cesta y por fin habla con el veterinario. -Disculpe -le dice el doctor-, pero... ¿está seguro de que tenía cita previa? -Sin duda, pero juraría que era para... ¡el año pasado!