Un lord inglés regresa a su mansión tras una larga y fatigosa cacerÃa. Pese a que suele ser un hombre tranquilo, imperturbable, su mayordomo lo nota bastante agitado. El lord deja la escopeta en un rincón y le pregunta al mayordomo: -James, ¿han regresado todos los invitados? -SÃ, señor, le esperan en la biblioteca. Y entonces el lord suspira aliviado: -¡Uff, menos mal! ¡Definitivamente, era un ciervo!