Libro de chistes cortos buenos

Dos pastores se encuentran en la montaña y empiezan a hablar de sus perros. -¡Caray, te sorprenderías si vieras cuán inteligente es mi perro! -¿Ah, sí? ¿Y qué sabe haber? -le pregunta el otro pastor. -¡Uf, de todo! Verás, cuando ya oscurece y la ovejas han de ir al establo, las acompaña y las encierra, él solo. Después les da agua y pienso. Por la noche las vigila y, además me lava la ropa y una vez al año encala la casa. El otro pastor lo escucha atentamente, pero de pronto se entristece. -Pues yo tenía un perro... Ni te imaginas cómo era. -¿Ah, sí? ¿Y qué le pasó? -¡Murió electrocutado! -¿Por culpa de un rayo? -No, qué va... ¡estaba arreglando el televisor!