Libro de chistes cortos buenos

Un viejecito lleva horas observando a un pescador. Al final, el pescador no puede más, y le dice: -¡Hace horas que no me quita el ojo de encima! ¿Por qué no coge una caña y pesca usted? El viejecito niega con la cabeza y responde: -Qué va, yo no tendría tanta paciencia...