La madre de Marcos le compra una raqueta nueva por Navidad. La esconde debajo de la cama y le dice a la hermanita de Marcos que, sobre todo, no le diga nada. Por la noche, Marcos le dice a su madre: -¡Caray, que raqueta más chula, gracias, mamá! La madre regaña a la niña: -Beti, ¿no habíamos quedado en que no le dirías nada? -Pero mamá, yo no le he dicho nada... ¡sólo se la he enseñado!