Libro de chistes cortos buenos

Un turista pasa por delante de una casa de campo y ve que el campesino tiene una cesta llena de setas en la entrada. -Caramba, qué buena pinta tienen estas setas... -Ya lo creo, las he cogido esta mañana -le explica el campesino-, en el bosquecillo que hay un poco más arriba de la casa. -Pues me llevaré un par de kilos y se los pagaré mañana. -Ah, no -responde el campesino-, de eso nada, los ha de pagar ahora mismo. Si resulta que son venenosos, ¿quién me los pagará mañana?