Libro de chistes cortos buenos

Un hombre que llevaba años visitando al psiquiatra porque estaba convencido de que era un perro vuelve a la consulta. -¡Felicidades -le dice el psiquiatra-, ya está curado! El paciente suspira aliviado y exclama: -¡Qué bien, estoy tan contento que no puedo dejar de mover el rabo!