La habitación donde pernota un turista que está de vacaciones en Sevilla da a una plaza frecuentada por juerguistas que están de fiesta toda la noche. A la mañana siguiente, el recepcionista del hotel le pregunta: -¿Cómo ha dormido el señor? -¡Fatal! -se lamenta el cliente-. ¡No he podido pegar un ojo en toda la noche! -¡Hombre, entonces ha sido culpa suya! ¡Para dormir hay que pegar los dos ojos!