Libro de chistes cortos buenos

Un fontanero va a casa de un abogado a reparar un grifo. Diez minutos más tarde, terminado ya el trabajo, le presenta la factura: -¡Pues serán mil euros! El cliente protesta, escandalizado: -Pero ¿usted qué se ha pensado? ¡Yo, en mi bufete, por una consulta no cobro ni la mitad de lo que me está cobrando! -¡Qué me va usted a contar! -le responde el fontanero-. ¡¡¡Cuando yo ejercía de abogado, también cobraba la mitad!!!