Estaba una señora de cincuenta y muchos, sola y sentada en un sofá acariciando a un gato, cuando de pronto se le aparece un genio y le ofrece tres deseos... -El primero quiero volver a ser joven! -Deseo concedido! -El segudo quiero ser rica! -Concedido! -Y el tercero quiero convertir al gato este en un principe azul! -Deseo concedido! Al rato, cuando desaparece el genio le dice el principe: -¡Ahora te vas a acordar del día que me castraste!