Una señora va a hablar con un pintor para que le hiciera el retrato de su difunto marido. El único problema era que no tenÃa ninguna foto del marido... El pintor le pide una pequeña descripción y acepta pintarlo... A la semana siguiente el pintor le enseña el cuadro y la señora con lágrimas en los ojos dice: -¡Dios mio Manolo... en una semana como has cambiado!