Un Papa muere y San Pedro no le quiere permitir la entrada en el cielo. El Papa furioso pide hablar con Dios. Pero Dios no recuerda quien es el Papa hasta que de pronto se da un golpe en la cabeza y dice: -¡Ahora recuerdo! El pequeño negocio que montamos en Roma, ¿todavía sigue funcionando? ¡Bueno bueno! Déjalo pasar Pedro, déjalo pasar, pero antes cierra la caja fuerte.