Un hombre es condenado a prisión por haber mantenido relaciones sexuales con el cadáver de su propia mujer a las poca horas de la muerte. Cuando el juez le pregunta qué puede alegar en su defensa, el hombre declara muy seguro: -Honradamente, su señorÃa, no sabÃa que Ethel estuviese muerta. ¡Si siempre ha estado asà durante nuestros doce años de matrimonio!