Libro de chistes cortos buenos

Un ventrílocuo un día de mucho calor recorre un pueblo. Y al pasar por una casa de campo, se detiene a pedir un vaso de agua. El dueño, un hombre robusto y aún joven, le invita a pasar a la cocina. -Muchas gracias y disculpe la molestia; pero me gustaría hacerle dos preguntas: ¿usted vive solo?; ¿y es que no tiene esposa? -Sí, vivo solo. ¡Pero nom e hable de mujeres, ya que he tenido tan malas experiencias. A la noche estoy tan cansado que caigo en la cama cansado. No las necesito, ¡de verdad! Le acompaña el dueño hasta la salida de la casa de campo. Por el camino el ventrílocuo le gasta unas bromas hablando con el caballo. -¿Cómo te va, amigo? -Hace demasiado calor para la faena diaria -contesta el animal. -¿Cómo... es que usted sabe hablar con los animales? -pregunta el sorprendido campesino. Siguen y se encuentran con una vaca. -¡Cómo me alegra verle en nuestro pueblo! -saluda el animal. El campesino sigue atónito ante cada diálogo. Pero cuando aparece la cabr